Inés Estévez presenta hoy "Estévez & Magic3". Estará en el Auditorium para cantar un repertorio que repasa las canciones que se escuchaban en su casa de la infancia.
“No estaba en mis planes dedicarme profesionalmente al canto”, cuenta Inés Estévez, prestigiosa actriz que este martes se presentará junto a su banda Magic3 para ofrecer un recital con “jazz y sus derivados”, anticipa a LA CAPITAL. Los artefactos derivados del jazz no son otros que “bossa nova, swing, blues, canciones de los 70 y otras más actuales pasadas por el tamiz del jazz”, agrega.
Secundada por Mariano Agustoni en piano, Ezequiel Dutil en contrabajo y Javier Martínez Vallejos en batería, Estévez activó su memoria emotiva para confeccionar un repertorio entrañable y nuevo. El show, que está organizado por el Gobierno de la provincia de Buenos Aires, se realizará hoy a las 21.30 en la sala Astor Piazzolla del Teatro Auditorium.
“Armé un repertorio basado en las canciones que yo escuchaba con mi viejo y en las canciones que se escuchaban en mi casa cuando era chica, por eso hay un mix con música de los 70, un poco de bossa, de blues, de todo un poco”, especifica y reconoce el éxito que están teniendo sus presentaciones en vivo. “La verdad es que empezamos teniendo las localidades agotadas siempre”.
Semejante éxito ya la hizo proyectar un disco, el primero de su enorme carrera artística, una trayectoria sostenida por el cine y la televisión. Sin ir muy lejos en el tiempo, en 2017 se la disfrutó en la TV con su personaje en la tira “El maestro” junto a Julio Chávez.
Entusiasmada, cuenta que la última presentación de su banda en el ND Teatro quedó registrada en vivo, y ese material formará parte del flamante trabajo de estudio que saldrá durante 2018. “No está definido el momento del año en que va a salir, estamos mezclándolo y es un camino largo, porque como fue una edición en vivo tiene que tener una edición y una masterización para que se escuche bien”, indica.
– ¿A partir de qué momento te sentiste atraída por la música?
– No es que me sentí atraída en un momento determinado, sino que toda la vida canté jazz, toda la vida canté. Mi padre era muy amante del jazz, cantaba y se juntaba con otros amigos a tocar, era un tipo muy talentoso. Y ahí aprendí todo del jazz. Mi madre, que todavía vive, tiene 88 años, es amante de la lírica, de la ópera. Y mis hermanos aportaban la parte rockera y mi hermana la música brasilera. Había mucha música en casa, mi padre me llevaba desde que yo tenía ocho años a cantar, hemos cantado mucho juntos. Cuando estuve en pareja con Javier Malosetti él se dio cuenta de este bagaje de conocimiento del jazz. Como él, que tiene a su padre Walter Malosetti considerado como la guitarra del jazz por excelencia, teníamos muchos puntos en común y gustos musicales exactos. A Javier le gustó como cantaba yo y me propuso hacer un dúo, cosa que a mí en ese momento me pareció una expresión de deseo, no creía que fuera a concretarse. Cuando separamos las aguas, él me sugirió seguir con la banda, cosa que a mí me pareció un delirio porque no estaba en mis planes dedicarme a la música, no estaba en mis planes dedicarme profesionalmente al canto. Y la banda me alentó a seguir, estuvieron muy de acuerdo en seguir. Me lancé como solista el 1 de junio de 2017, y bueno, hemos tenido la suerte de tener localidades agotadas en todos los lugares a los que fuimos.
– ¿Tuviste que empezar a trabajar la voz de manera más disciplinada, adaptarla a este nuevo momento?
– Recién ahora, estoy empezando a educar la voz y a trabajarla de manera más profesional. Adaptarla no, pero el otro día empecé a tener algunos problemas porque no estaba acostumbrada. Como desde hace tres años estoy cantando todas las semanas, ahora estoy haciendo una rectificación y un entrenamiento para cantantes de alto rendimiento con los profesores Andrea Camacho y Rubén Díaz.
– ¿Cómo entra a jugar la actuación en este nuevo panorama laboral que estás teniendo?
– En la actuación vos tenés la protección de la ficción, sos el personaje, no vos. En este caso sí tenés un contacto directo con el público y hay una comunicación muy genuina con la gente. Y por otra parte en la actuación tenés normalmente diez horas de trabajo, entrás a las cinco de la mañana, a las seis te están maquillando y a las siete estás llorando frente a una cámara. En el canto hay una bohemia muy interesante, podés tomarte un vino y salir a cantar. Tenés una disciplina a nivel de la voz, tenés que cuidarte en muchos aspectos: el sueño y las comidas, pero es una bohemia muy interesante que no tiene nada que ver con la rigidez de la actuación.